Había una llamada anual que por alguna razón siempre se me escapaba de las manos y todo el mundo me comentaba -¿como no has venido?- momento en el que se me torcía el gesto. Sin embargo, este año y haciendo encaje de bolillos internacional, 6 hrs de viaje, taxis y molestías a la organización, aparecí en el hotel Sant Miquel con mi carpeta, zapatos y vestido de oficina. Todo el mundo se volvío y se preguntó -¿que hace este tipo aquí?- Pues no sabían con quien se la jugaban!
Risas, saludos, emoción....todo uno...cena! ñam! A dormir y a soñar con unas montañas nuevas. Fin de semana de sol impresionante, buena nieve y mucha gente increíble compertiendo una misma afición, una misma pasión, una misma emoción.
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